14 Sep Solar térmica el futuro de la aerotermia por Joan Sampedro
Según el atlas de radiación del EUMETSAT en Madrid disponemos de casi el doble de radiación solar que en Oslo.
En España tenemos un recurso natural que deberíamos utilizar más y mejor para reducir nuestras emisiones de CO2 y ser un ejemplo de know-how para los nuevos sistemas de calefacción y producción de ACS en Europa.
Alrededor del año 2000 se publicaron en España ordenanzas municipales solares pioneras en Europa, entre las que destacaba la Ordenanza Solar de Barcelona, que obligaba a todos los edificios de obra nueva o rehabilitación integral que superaba un umbral de consumo de ACS a disponer de sistemas solares térmicos.
Esta gran apuesta fue, visto en perspectiva y bajo mi opinión, el principio de los males de la solar térmica.
España debería ser un ejemplo de instalaciones de producción de ACS que combinen la aerotermia con la solar térmica
Observando las cifras de los últimos años del mercado español de calderas, paneles solares térmicos y aerotermia se constata el auge en ventas de la aerotermia frente a las calderas y la solar térmica.
Factores arquitectónicos como las piscinas en las cubiertas, la aprobación de la directiva UE de considerar las bombas de calor energía renovable y alguna mala praxis en el mercado solar térmico de principios de siglo han acotado el mercado de la solar térmica en España.
¿Por qué España no aprovecha su riqueza solar y combina aerotermia y solar térmica?
Como he comentado al principio del artículo en algunas ciudades españolas la energía solar térmica paso a ser de obligada prescripción, indistintamente del perfil de consumo o el esquema hidráulico elegido.
Obligatoriedad
Lo importante era instalar campos solares en las azoteas de los edificios. Eso conllevó al “lo ponemos por cumplir” y no al “debemos realizar instalaciones eficientes y ajustadas en dimensión y diseño que provoquen un descenso en las emisiones de CO2 y no acarreen problemas a los usuarios”.
La consecuencia
La consecuencia de la obligación y la falta de experiencia llevaron a realizar proyectos con los cálculos de demanda y simulación lejanos a la realidad, y esto propició instalaciones siempre en estancamiento y en el mejor de los casos paradas y vacías.
Por otro lado, inicialmente no se obligaba a la contratación del mantenimiento de estas instalaciones, por lo tanto, una vez paradas no volvían a arrancar.
La suma de estos factores provocó la mala imagen de la solar térmica y por ende la búsqueda de nuevas opciones en las promociones de viviendas posteriores al año 2009, desaprovechando nuestra riqueza solar.
Años después, con la experiencia aprendida y el avance de las tecnologías, España debería ser un ejemplo de instalaciones de producción de ACS que combinen la aerotermia con la solar térmica.
Las instalaciones realizadas en multifamiliar individual deberían estar exentas de solar térmica, al mismo modo que las instalaciones centralizadas, con un consumo superior a los 1000 l/día en cualquier edificio, debería volverse a obligar la instalación de energía solar térmica.
¿Por qué arrancamos compresores para producir ACS en las épocas de alta radiación?
España es un país con unos índices de radiación muy altos respecto al centro y norte de Europa y aun así hemos adoptado esquemas hidráulicos de producción de ACS y calefacción de estos países, en los que predomina la aerotermia, los sistemas de biomasa e incluso sistemas geotérmicos.
Los técnicos del sector deberíamos poder explicar mejor a las propiedades, promotores y usuarios finales que la energía solar térmica debe ser un apoyo a la aerotemia y que no existe una confrontación entre las dos, siendo totalmente compatibles.
La inversión en potencia que suponen las bombas de calor es muy superior a la realizada en calderas, por tanto, la durabilidad del sistema debería ser mayor.
La potencia instalada con los nuevos sistemas de aerotermia es inferior a la potencia instalada con los sistemas de calderas, se diseñan las producciones de ACS por acumulación de punta, lo que conlleva tiempos de preparación de ACS más largos y, por tanto, mayor uso de horas de los compresores.
Un compresor Scroll tiene de media una vida aproximada de 35.000 h de funcionamiento. Si se complementaran las instalaciones aerotérmicas con sistemas solares térmicos, la energía producida con estos podría restar horas de funcionamiento al sistema de aerotermia y, en consecuencia, alargar su vida útil,
¿quién se explica que diseñemos instalaciones que necesiten arrancar un compresor en Madrid un 5 de agosto a las 15,00 h para producir ACS?
Esta pregunta deberíamos hacerla a los actores de nuestro sector que abogan por un futuro solo con consumo eléctrico y no con solar térmica más aerotermia.
Eso conllevó al “lo ponemos por cumplir” y no al “debemos realizar instalaciones eficientes y ajustadas en dimensión y diseño que provoquen un descenso en las emisiones de CO2 y no acarreen problemas a los usuarios
Lo importante era instalar campos solares en las azoteas de los edificios
Conclusiones
Como conclusión, los técnicos no deberíamos tener un sistema o un esquema para cualquier edificio.
De hecho, cada vez estamos más lejos de esta afirmación. El mercado nos ofrece variedad de sistemas donde elegir según demandas, arquitectura, uso, etc. y sobre todo la ubicación del proyecto, «el donde».
Todos somos conocedores de las ventajas de la aerotermia respecto a otros sistemas y también sabemos que una instalación de captación solar térmica no aporta la misma energía en Galicia que en Cádiz.
Vida útil de un compresor
Debemos valorar también que los compresores tienen una vida útil finita, y que a pesar de que la aerotermia sea considerada una fuente renovable y no necesite combinación con otra energía renovable, su uso provoca consumo eléctrico y por tanto, una posible generación de CO2.
España debería apostar por la energía solar térmica, que debe ser un aliado para alargar la vida de la aerotermia aprovechando nuestra primera fuente de energía, el sol.
Es parte de la responsabilidad de los técnicos y asociaciones que formamos este sector, tenemos que pensar en ello y actuar, ayudados, o no, por las administraciones.